Valeria, la serie española basada en las novelas de Elísabet Benavent, creada por María López Castaño y producida por Plano a Plano, volvió a Netflix el 13 de agosto para continuar la historia de Valeria, Carmen, Lola y Nerea, las cuatro amigas interpretadas por Diana Gómez, Paula Malia, Silma López y Teresa Riott.

Entre comedia, nostalgia y superación, en esta segunda temporada las vidas de cada personaje se profundizan y entrelazan tanto en lo personal como en lo profesional. Valeria ya separada de su marido vuelve a Madrid una vez finalizado el viaje y la espera un reencuentro con sus amigas, las que quedó demostrado son la columna vertebral de su vida, pero de las que, sin embargo, estaba distanciada debido a los cambios que surgieron durante el último año.
Así es que enviando un audio suyo al grupo de WhatsApp que tienen entre ellas vuelve a comenzar la seguidilla de ocho capítulos que lleva al espectador a un mundo liviano, simpático, y, sobre todo, entretenido.

Lo interesante de la serie es que pone a la mujer en un lugar que siempre debería haber tenido: la libertad sexual sin cuestionamientos y la posibilidad de llegar a altos cargos dentro de empresas sin discriminación ni violencia de género. Por ejemplo, Mientras Lola tiene variados y diferentes tipos de relaciones, Carmen está considerando el ascenso en su trabajo, Nerea busca descubrir qué quiere para su vida una vez liberada de las expectativas de los padres y Valeria pasa por un duelo a la vez que espera el momento indicado para volver a ver a Víctor, interpretado por Maxi Iglesias, mientras piensa si aceptar o no el contrato que le ofrece la editorial.
Sin embargo, esto lo hace sin dejar de lado la problemática que sí existe en la sociedad actual; por ejemplo, hay un capítulo que trata la consigna de Ni una menos como modo de reflexión sobre lo que las mujeres viven cada día. 

De esta manera, las cuatro amigas van resolviendo obstáculos y consiguiendo algunos objetivos importantes con el amor que se tienen y las fuerzas que consiguen al estar juntas. Con sus particularidades y diferencias, si algo queda claro, es que ninguna de ellas podría ser lo que es sin las otras tres a su lado.