Con el objetivo de repuntar la economía, la salud y la educación, la inseguridad y los niveles delictuales volvieron a ascender. Los hechos se repiten y los delincuentes no perdonan a nadie. Esta vez, quien sufrió la violencia de los delincuentes, fue un bebé.
El violento episodio sucedió en horas del mediodía en el barrio Empalme Graneros, al noroeste de la ciudad de Rosario. La joven madre, Melisa, circulaba con su hijo sentado en la sillita en la parte trasera, y la mochila del menor atada en el canasto, cuando dos motochorros la encierran e intentan arrebatársela.
Ante esta situación y tras los gritos desesperantes de pedido de ayuda de la progenitora, los vecinos acuden al lugar provocando la huida de los malvivientes, pero en el forcejeo, la madre cae y el pequeño que aún continuaba en su sillita, cae golpeando su cabeza en el suelo y fue arrastrado por 50 metros en el asfalto sufriendo raspones y quemaduras en varias partes de su cuerpo.
Al ver que no pudieron lograr su cometido, deciden dejar el bolso y darse a la fuga.
El reclamo y la preocupación se refleja con los reportes diarios de delitos comunes que se fueron incrementando en los últimos meses, como asaltos, robos, arrebatos y hasta los más graves como balaceras, que mantienen prisioneros a los vecinos en sus propias casas. Lascifras son las más altas después de cinco años.
La provincia cerró el 2020 con 214 casos de homicidios en robos y desde que comenzó el año, hay más de un muerto por día por la inseguridad en Santa Fé.